martes, 31 de agosto de 2010
La magia aún se hace en Córdoba
Bomberos, azafatas y hombres-libros se apropiaron del Cineclub Municipal durante el mes de agosto presentando una atípica puesta en escena de Fahrenheit 451 (de la novela de Ray Bradbury) convertida en obra de teatro.
Como espectadores ingresábamos al teatro dentro de un túnel inflado por aire donde éramos recibidos por unas azafatas que nos indicaban el camino hacia el final de esa manga blanca. Allí nos esperaba un escenario en donde la realidad se confundía con la ficción, librando una batalla de sentidos a través de la combinación de registros audiovisuales, teatrales y sonoros genialmente combinados. Desde el recurso del sonido de turbinas de avión hasta el de una pantalla gigante sobre la que el actor presionaba botones-links e ingresaba a videos cuyos personajes “devolvían” la interactividad presionando botones desde adentro que devolvían la ficción a la realidad.
En medio de la obra de teatro el bombero (personaje principal que se rebela a ser un soldado del régimen dictatorial que les obligaba a quemar libros) intercepta a los espectadores de la primera fila quienes sirvieron de introductores a un nuevo escenario, un mundo mágico. Entonces las butacas de la sala se vaciaron y todos atravesamos las tablas del teatro a oscuras para desembocar en el patio trasero, en el corazón de la manzana, rodeados de edificios y coronados por un reloj antiguo que daba esporádicas campanadas.
Allí los actores -convertidos en auténticos libros vivientes- deambulaban errantes y te interceptaban narrando pasajes de los libros que forman parte de las literaturas de todos los tiempos, repitiéndolos incansablemente para no olvidarlos, para reservarles un refugio en la oralidad, lejos del fuego que se ha devorado las palabras en muchos trayectos de la historia.
La noche anunciaba la tormenta de Santa Rosa, por lo que el fuerte viento levantaba una especie de humo blanco (producto del polvillo de las piedritas blancas del patio) que generaban un efecto especial a la ambientación y a la temática de la obra.
Al final la magia se cerró con algo programado: un libro de regalo (en nuestro caso “Crimen y Castigo”) y algo no planeado: la lectura de un extracto de un segmento de Rayuela que era nuestro preferido.
Y el telón nunca se bajó porque tanto personajes como espectadores estábamos en el mismo plano, mezclados, como a veces también lo están la fantasía/ficción y la realidad.
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Cineclub Municipal Hugo del Carril,
Farenheit 451
viernes, 20 de agosto de 2010
El Beso de Amelie
Beso Amelie
http://www.youtube.com/watch?v=lYNWKaarYaM
Si en un menú existiera el “Beso Amelie”, de seguro tendría los siguientes ingredientes:
1- Un toque de sensualidad diluida en un lapso de tiempo que parece dilatarse en respiraciones contenidas.
2- Una esencia de miradas que te besan como labios y de labios que te dejan ver a través de fantasías.
3- Una gota concentrada de deseos que hacen un efecto de cámara lenta entre roce y roce.
4- Tres etapas mágicas: un beso en la comisura de los labios, en el cuello y en los párpados.
5- La cocción en el horno de la pasión, removiendo continuamente el suave satén de las sábanas hasta llegar al máximo nivel de ebullición.
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