domingo, 24 de octubre de 2010

Macanudo NO BAR



Macanudo No bar es un espacio fuera de lo común, tal vez por eso se trata de un bar que se niega a si mismo como un “no bar” porque es mucho más que un lugar donde tomar unos tragos. Macanudo es un mundo donde uno puede pasear por sus distintas habitaciones temáticas y dejarse sorprender por las cosas extrañas que allí aparecen, como para amenizar la charla con amigos o como pretexto para entablar conversaciones entre desconocidos.

Ingresar allí es como entrar a una atmósfera donde la fuerza de la gravedad se debilitó, ya que todos los objetos penden del techo y de las paredes, como si se hubiesen imantado allí más allá de la lógica de su propio peso. Algo así como si la mente poderosa de un niño travieso hubiese creado un collage revolviendo cada objeto (pesado o no) que hay en una casa y lo hubiese colocado en donde su capricho se lo indicara.

Todo allí es original, pero lo más llamativo es su "cuarto-baño", en donde 2 grandes y antiguas bañeras hacen las veces de mesas, cubiertas por un gran vidrio transparente que posibilita ver los peces naranjas que en sus aguas se desplazan con la naturalidad con que lo harían en una pecera.

En otra sala del bar, cuya pared que dá a al calle es vidriada (convirtiendo a los allí presentes en objetos de observación) se pueden observar pequeñas bolsitas plásticas colgadas en la pared cual evidencias del tiempo que pasó, y bajo la consigna de “Cosas en extinción” uno puede curiosear una colección de objetos en desuso como un diskette, cassette, discos de pastas, fotografìas tomadas en polaroid, etc.

En el patio de piedritas blancas, uno puede tomar asiento en un espacio de sillas variadas (de cuero, madera, etc) como si de pronto hubiesen llegado visitas y uno siente que alguien sacó afuera todas las desiguales sillas que fue encontrando dentro de la casa. Los objetos que allí penden del techo son baldes y paraguas, mientras que los desagües están decorados con escamas cual boas que vienen descendiendo del techo.

Todas estas particularidades hechas detalles se encuentran distribuidos en una atmósfera de luces tenues y con velas. Incluso algunas luminarias reproducen el contexto del ambiente recreado, como el caso de la sala donde se encuentra un sillón ondotológico en donde una pareja se puede extender cómodamente y realizarse una revisación bucal, de cuya lámpara pende un colgante realizado a base de placas radiográficas.

En la “sala de lectura” los libros parecen haber salido despedidos de la biblioteca y haber quedado pegados por sus lomos de la pared, abiertos en distintas páginas. También la creatividad se trasluce en la espera del turno para entrar al baño, en cuya puerta se encuentra el mensaje de “LOADING” con el ícono de la barra descargadora que aparece en las computadoras mientras bajamos archivos y la leyenda abajo que dice “please wait”.

Verdaderamente se trata de un NO BAR, porque uno entra y se distrae al punto que se olvida que el enfoque está en el trago, la comida o un escenario con un grupo tocando. Se encienda en uno el alma lúdica y curiosa del niño que llevamos dentro y que esa noche quiere subir por la pared y meterse en la pileta con pelotas suspendidas del pasillo para jugar o también subirse a la motoneta antigua e imaginarnos de paseo.

Para entrar a un mundo mágico como éste no hay que inventar un túnel del tiempo o tomar sustancias alucinógenas, sino simplemente dirigirse a Baigorri 512 en Bº Alta Cba y atravesar su pesada puerta roja para entrar a un NO BAR temático, donde el tiempo no pasa por lo entretenidos que estamos.