lunes, 22 de febrero de 2010

Se acercan los 34 ...



Ante mi nic “se acercan los 34” algunas acotaciones realizadas por amigos fueron “… y el pescado sin vender” (sic EDI) o “está vieja la carreta” (sic Gerardo). Aunque es cierto que los años no vienen solos, siempre traen de cola comentarios maliciosos del entorno, pero como dice el dicho: “a palabras eléctricas oídos/ojos desenchufados”. El mejor comentario que le escuche decir a un amigo ante la cargada por los años fue: “Los caminos son viejos pero todavía echan polvo”, eso es lo que yo llamo Actitud !!!.

Siempre en estas épocas surgen los balances (pros vs. contras, errores vs. aprendizajes) o los planes de festejos. Sin embargo, en este año mi mente se retrotrajo a desempolvar recuerdos de festejos inolvidables de cumpleaños anteriores y al análisis de los cumples de antes y de después de que pesaran los años.

Los 3 mejores cumpleaños que se me vinieron a la memoria fueron cuando cumplí 13 años y la celebración derivó en una guerra de carnaval en la calle, donde todos nos correteábamos con baldes y palanganas, mojándonos a mas no poder.

Luego, mi cumple de 15 con la fiesta en la terraza de la confitería Gloria (hoy Los Cubanitos) casi llegando a la subida del Cerro, con todo lo que una quinceañera sueña (vestido, amigos, familia, souvenirs, fotos en la plaza Colón, vals, etc).

El tercer recuerdo es el del cumple Nº 26 el cual lo festejamos a dúo con un amigo pisciano (El Tucu), con quien alquilamos una casona antigua preparada para festejos en Bº San Martín, en donde juntamos amigos, bebidas y música, dentro de una ambientación especial (vitraux, velas, almohadones, etc.).

Antes todo parecía más simple: cotillón, amigos y juegos. Ahora la cosa se complica porque lo más conveniente parece ser celebrar por un lado con los mayores y por el otro caravanear con los de nuestra generación.

Con el primer grupo uno sufre las preguntas tortuosas que se agudizan año tras año: Y … cuándo pensas sentar cabeza?, mirá que el reloj biológico hace tic tac como una bomba a punto de estallar… Estás haciendo algún deporte/postgrado, etc?. Estas ahorrando para invertir en auto, terreno, casa o viaje?.

Luego de responder al primer grupo con humoradas, evasivas o resignadas muestras de esperanzas y planes por venir, uno se prepara con el segundo grupo para desquitar todo ese cúmulo de sedimento que quiere anclar en nuevas arrugas, ojeras o canas.

Entonces la idea es refugiarse en ese verdadero grupo de amigas selecto, de esas que te comprenden porque padecen lo mismo codo a codo, o porque la han pasado y te contienen desde su experiencia de “todo llega en la vida” … y a veces así como llega también pasa, sea bueno o malo.

¡¡Pero qué importa!!, con unos alcoholes encima toda esa cruda filosofía de vida se transforma en un largo anecdotario y despierta el más divertido humor negro y cinismo que son lo que restan arrugas, ojeras o canas, y permiten homenajear los cumpleaños como lo que son: meros puntitos festivos en la extensa línea de la vida, que es BELLA!!!.

jueves, 18 de febrero de 2010

Los árboles mueren …y matan de pie



Así como “Los árboles mueren de pie” es un clásico de la literatura, ahora el hecho de que “Los árboles matan de pie” se ha convertido en otro clásico de las crónicas policiales del día a día.

Ya no son solamente las “tumbas-troncos” de árboles secos, añosos o con plagas los que corren el riesgo de desmoronarse sobre cualquiera que transita relajada y desprevenidamente por espacios abiertos, sino que hasta un frondoso y reverdecido ejemplar puede desprender sus ramas sobre nuestra frágil humanidad.

Siempre en búsqueda de culpables acusamos a la naturaleza que (víctima a su vez del hombre) trae huracanados vientos, o culpamos a la impericia del control municipal, o sencillamente a la desgracia de estar en el momento y en el lugar inadecuados. Lo cierto es que ahora caminar mirando el cielo no es señal de ser abribocas sino prevenidos.

Para solucionar esto no podemos crear una nueva ordenanza municipal que exija el uso de casco tanto a motociclistas como a quienes caminen buscando la ansiada sombra de un árbol. Ni reemplazar el arbolado urbano por bonsáis (y así evitar que las ramas altas se desprendan cual misiles de madera) ni cambiar por árboles artificiales (como de utilería) para seguir teniendo sombra sin correr tantos riesgos.

Mientras escribo estas delirantes soluciones de seguro alguien estará padeciendo de un ramazo, espero que sin finales trágicos como el de la noticia de la mujer que murió aplastada por una rama en un CPC.

Estos accidentes son significativos ya que parecen demostrar que no sólo los animales salvajes atacan en defensa propia sino que ahora también los árboles dan “zarpazos” y se protegen con ramas convertidas en lanzas.

Quizás sea un llamado de atención de la naturaleza que está queriendo cachetear el lado destructivo de nuestra humanidad.
Un mensaje desesperado de los inmóviles y mudos árboles que impotentes observan nuestra decadencia y nos alertan a través del grito quebrado de una rama desprendiéndose sobre nosotros.

lunes, 15 de febrero de 2010

Un día lunes de miércoles



Todos los lunes son difíciles de comenzar, pero este está siendo el más increíblemente complicado que me haya tocado pasar.

Por empezar, antes de salir ya me enteré por el noticiero sobre el paro sorpresivo de la TAMSE que hizo que el viaje al trabajo directo en 15 minutos lo hiciera en 1 hora 45 minutos en 2 colectivos.

Luego, la repentina caída de mi celu a la calle convertida en rio por las intensas lluvias, justo en el preciso momento en que cumplía con informarle a mi jefe acerca de mi llegada tarde. Luego de enviarle el sms, la pantalla me acusó “Inserte SIM” y luego se quedo SIN servicio.

Por lo tanto decido ir a la casa central de Personal y explicarle a la chica de atención al público sobre mi problema, mientras ella miraba la pantalla buscando mi número en su sistema, escucho que me pregunta: “¿y cómo está tu abuelita?”

Yo no lo podía creer!, tanta información precisa y actualizada tiene el sistema de la empresa de telefonía celular?, dónde estaba el ojo de Gran Hermano al estilo The Truman Show? o acaso era una cámara oculta?, tal vez todo era parte de una larga pesadilla de esas sinsentido de la cual pronto despertaría.

Nada de eso, quien me atendía era una amiguita de mi infancia y vecina que los años habían vuelto una total desconocida para que mi memoria pudiera reconocerla.

Salgo de ahí con el mismo problema con el que había ingresado. Me quiero distraer viendo negocios varios, ingreso a uno y una explosión alerta a todos, salgo y veo gente reunida frente a la legislatura en Deán Funes, no se trataba de un espectáculo callejero, sino de un niñito de unos 7 años que había tocado los tapones de una caja de electricidad que le explotó en la cara quemándole el rostro. Su ahogado llanto solo era para rogarle a la mamá que volviesen a casa.

Y eso que recién estamos a mitad del lunes, aun me falta el segundo turno laboral, el gimnasio y volver a casa … que más puede pasar? … mejor no preguntar. Sólo sé que está a centímetros de convertirse en un día de furia, si no fuera por algunos matices tragicómicos, de esos que te hacen pensar “esto no me puede estar pasando”.

domingo, 14 de febrero de 2010

Crónica de una desgracia con suerte



Ayer sábado salí al patio de la casa de mi abuela pero sólo para observar el cielo que venia oscureciéndose a lo lejos, como si las oscuras nubes fuesen de humo, lo cual anunciaba lluvia inminente; pero lamentablemente no miré hacia el fondo de su patio, tal vez si lo hubiera hecho sabríamos si el incendio se originó por el terrible sol que quemaba durante esa sofocante siesta, o si un rayo/centella -producto de la tormenta eléctrica- lo inició todo.

Lo cierto es que ya en mi casa, ubicada a media cuadra de la de ella, el sonido de la alarma del coche bomba de los bomberos (que siempre eriza la piel de mi abuela, inexplicablemente) no nos alertó porque ante el fuerte viento y la siguiente lluvia pensábamos en un desastre menor, relacionado con una inundación antes que con el elemento fuego.

Luego siguió la corrida de los vecinos gritando “se está quemando una casa” ... hasta que supimos que la noticia nos quemaba muy de cerca. Corrí como nunca pensé que lo haría, y no se qué me dijo un bombero que no me dejaba entrar a la humeante casa, solo sé que algo balbuceé y mi rostro desencajado de pánico fue suficiente para que lo primero que me dijeran fue “su abuela esta fuera de peligro”.

Resulta ser que ante la terrible ola de inseguridad, mi abuela Rosa no quería dejar ingresar a los policías que le avisaban que su casa ardía, ya que ella aun no se había percatado del humo, solo atino a hacerlos esperar (por si eran ladrones “uniformados”) y chequear la información.

Cuando llegó a la puerta del patio, el humo y el calor de las métricas llamas casi la congelaron del pánico. Aunque seguramente otra hubiera sido la historia si ella llegaba a recostarse a dormir la siesta antes de terminar de hacer todos los quehaceres domésticos que la demoraron un poco.

Todo lo demás pasó sin explicación lógica: el incendio de un viejo y oxidado galpón (sin conexión de gas ni luz, sin velas ni fuego cercano), sólo se podía atribuir a algún rayo. Todo un cúmulo de recuerdos almacenados convertidos en cenizas. No había nada más de valor que bolsas de ropa preparadas para ser donadas.

Lo bomberos se fueron amigablemente, llevándose de regalo unas ramas de la planta de burro de la cosecha casera de mi abuela. El vecindario vio que salían llevándose eso y corrió la voz …

Por lo que la curiosidad mayor era saber qué era eso que se llevaban y por qué. ¿Habrán conjeturado que se trataba de una fábrica de elaboración de marihuana la que se incendiaba y las ramas se las llevaban como evidencia?.

No es que este barrio Marechal delire, esté fumado o tenga mucha imaginación, pero sí es prolífero en crónicas policiales de armas blanca y otras sustancias del mismo color … por eso entendí que luego del preocupado “¿Cómo esta doña Rosa?” también quisieran una explicación a ese intrigante detalle del final.

lunes, 8 de febrero de 2010

Un pedacito brasilero en Alta Córdoba



Si preguntan cómo se llama el boliche donde los sábados se puede disfrutar de una verdadera fiesta brasilera, en Bedoya 628, la respuesta es simple, vas al lugar que lleva por nombre su dirección, simplemente: Bedoya 628, un denominado “multiespacio brasilero”.

En esa antigua casona en Bº Alta Córdoba se reaviva el espíritu alegre de los ritmos brasileros ni bien uno se posiciona frente al escenario. Allí, unos brasileros se convierten en instructores y enseñan los movimientos y pasos, por más que no siempre los cuerpos de los que intentamos seguir el ritmo vibren y se meneen como lo hacen ellos.

Al contexto sólo le falta la playa porque todo lo demás lo tiene: buena música, tragos típicos (caipirinhas y batidos frutales de maracuya, mango , etc., con vodka), así como el frenesí de la pieles sudadas y desinhibidas que toman prestados o arrebatados los cuerpos del sexo opuesto para pasar una buena noche bailable.

Prepárense, amistades, que mi próximo cumple lo festejo ahí.

Para contactarse por eventos y cumpleaños.
Tel 0351 – 4075771 / 155095891.

domingo, 7 de febrero de 2010

Homenaje fotográfico al DO.



Como no podia ser de otra manera, la mejor forma de homenajear a mi primo DO es a través de un homenaje fotográfico, para que lo recordemos como siempre lo conocimos: sonriendo, bien predispuesto y sacando fotos.

¡Qué bueno que fui una hartante como él sacando fotos!, de lo contrario no tendríamos este archivo.

Y en honor a él, continuemos llenando el album de buenos momentos congelados en imágenes. Besos!!!