martes, 30 de junio de 2009

La Vida en Azulejos


Existe una casa revestida con pedacitos de sueños hechos de azulejos multicolor, un caleidoscopio de distintas formas que se ven según en qué dirección uno gire y mire. En esa vivienda el ingenio estalló en pequeños triángulos, rectángulos, círculos y figuras irregulares que se incrustaron en todo cuanto estaba cerca, amalgamándose en paredes del interior, en la terraza, en muebles y finalmente en la vista de su creador quien se sumergió en una particular ceguera en la que sólo veía azulejitos. Ahora su espíritu anida en ese fragmentado arco iris de material y frena el paso de los cordobeses que se ven atraídos por un solitario banquito instalado pintorescamente en una vereda de Bº San Martín. Se puede llegar hasta allí andurreando la ciudad.

jueves, 25 de junio de 2009

OVNI



Cuando se asocian “cosas raras” con Córdoba, seguramente algunos piensan en una idea: OVNI, pero a quienes les resulta imposible o improbable lograr avistamientos extraterrestres, les propongo conocer algún OVNI (Obras Verdaderamente Novedosas e Insólitas), es decir obras hechas por terrícolas que buscaron trascender a través del tiempo creando construcciones funcionales pero a su vez originales y únicas en su estilo.
Entonces imaginemos que la cinta asfáltica se pone en movimiento automáticamente y nos conduce hacia una casa que es giratoria, ¿que parece más increíble, ser transportados por una calle móvil sin más necesidad que permanecer de pie sobre ella o llegar a una casa que gira? Lo primero todavía es inexistente, pero la Casa Giratoria existe y aunque antes estuvo instalada en Bº Nueva Córdoba y habitada durante 53 años por su creador y la familia de él, ahora descansa en el Museo de la Industria. Esta vivienda circular y móvil era única en Latinoamérica, su creador Abdón Sahade inventó el mecanismo a través del cual al mover una palanca la casa giraba 360º, para así poder ver siempre el sol. Además de las excentricidades de algunas personas, también las hay de parte de los municipios, por lo que, siguiendo el recorrido sobre la imaginaria calle- transportadora, desembocamos en una Calle Techada, ubicada en Capilla del Monte, que desde 1965 cubre una cuadra de la calle principal y recibe al turista con un decorativo frontón triangular y reloj en su vértice, ideal para paseos bajo la lluvia pero inoportuna si se trata de permitir ver luces de naves no identificadas. Lo que no tiene techo es la imaginación de estos arquitectos de rarezas que dejaron huellas en nuestra cultura edilicia, como el caso de La Casa Barco o más conocida como La Casa de Pepino, construcción de otro inmigrante que fue erigida por motivos diferentes a los de Abdón Sahade, este último ideó la casa giratoria cuando quienes vieron los planos de una casa circular le comentaron “falta que gire” y eso fue tomado por él como un desafío a cumplir. En el caso del italiano José Tucci su casa se erigió en 1890 con forma de proa de barco para que de esa manera siempre pudiera recordar su viaje en ultramar para llegar a América; por las tardes este hombre miraba la caída del sol desde la proa, que era el balcón de su habitación, y sentía cómo el arroyo de la Cañada pegaba en los cimientos de su casa, cuyas aguas, por aquel entonces, llegaban hasta allí. Y del mareo de tantas vueltas en la casa giratoria o de navegar por lo tiempos remotos en un barco de material, pasamos a otra rareza pero en versión edificio, se trata La Mundial (en la intersección céntrica de Olmos y Rivadavia), es el edificio más angosto de Sudamérica, construido en 1920, tiene 20 mts. de frente y los 6 mts de ancho se hacen más angostos a los costados, lo que crea el efecto de un corte abrupto que parece haber partido al medio la construcción. Este recorrido es un homenaje al ingenio de los que se atrevieron a ir más allá de lo permitido, para transgredir las convenciones y romper con las leyes del sentido común o la lógica.

martes, 23 de junio de 2009

Lectores ambulantes o escritores de paso


En 1922 Oliverio Girondo escribió el libro Veinte poemas para ser leídos en el tranvía, con el tiempo vendría una idea parecida con el libro titulado: Cuentos Breves para leer en el colectivo, de Maximiliano Tomas; luego supe de otro escritor que sabe aprovechar la vorágine del día a día y se encargó de recopilar cuentos breves en Cuentos para esperar en los semáforos; entonces creí conveniente imaginar una combinación de estas propuestas literarias para implementar en Córdoba, donde la espera de los colectivos urbanos es mayor que el tiempo de viaje. Para este caso, propondría colgar cuentos desde las paradas o garitas para que el usuario se convierta en lector-pasajero antes de subir al colectivo como pasajero de viaje. Otra alternativa, un libro en blanco donde cada una de sus hojas sean escritas por quienes en la larga espera repasan miles de historias breves o hacen zapping por varias imágenes mentales. Muchas ideas originales pueden surgir apoyados en el poste de la parada, de hecho este divagar de asociaciones surgió en la parada de la línea del 500 (de frecuencia precisa de 40 minutos entre coche y coche, siempre y cuando no falte uno de por medio) y como no tenía donde escribir, tuve que miniaturizar cada párrafo en los boletos del colectivo que mi cartera atesora de las 4 veces que viajo diariamente. Escribo y levanto la vista al horizonte, no en busca de inspiración sino de esos dichosos números que temo visualizar cuando sea demasiado tarde. Verlo aparecer de lejos se convierte en un pequeño milagro urbano que uno valora y agradece cual fiel devoto que ve a su santo. Entonces, en vez de imaginar comentarios irónicos para decirle al chofer, comunicados dirigidos a la empresa de transporte o cartas de lectores a diarios que se hagan eco de la transformación de pasajeros en espera a estatuas vivientes sin más paga que una moneda-cospel que cae a nuestros pies producto del entumecimiento de las manos, el usuario del transporte público podría encontrarse con una lapicera y hoja colgando que invite a la creatividad que surja cual Penélope tejiendo palabras. Subo al ómnibus y aprovecho el nuevo boleto para seguir con letra de tipografía electrocardiográfica por los sobresaltos del camino, esperando que ningún inspector ingrese porque al troquelar el boleto estaría abriendo baches en el asfalto de la tinta. Junto todos los boletos-capítulos en un mini libro y veo que mi idea no es tan única porque recuerdo que tiempo atrás me sorprendió ver el poste de una parada “empapelado” con etiquetas que llevaban impresas lindas frases que se enroscaban cual serpentina de palabras en el caño que hacía las veces de soporte, como portada dura de un libro. O aquella ocasión en que durante un viaje me llamó la atención un pequeño pergamino enganchado en un espacio del asiento, y que al desenroscarlo llevaba una confesión privada que podía despertar la imaginación más increíble sobre el destino del autor de aquellas palabras que, gracias a ese escrito, siguieron viaje en otras mentes. Si la vida cotidiana nos obliga a ser, hoy por hoy, lectores en tránsito, por qué no ser también escritores de paso? Ya que vivimos y transcurrimos en una ciudad mediterránea, a falta de un mar donde lanzar una botella con un mensaje dentro, crear una nueva forma de hacer circular lo que sentimos, poner en marcha propuestas, motorizar declaraciones, sin frenar lo desenfrenable, bajarle la ventanilla a la imaginación para gritar por escrito lo que se anuda en nuestro pecho y así dejar respirar el alma. Después de todo, pasamos gran parte de nuestras vidas sobre ruedas, pero viajamos mucho más tiempo y más livianamente como pasajeros de lo que soñamos mientras vamos andando

viernes, 19 de junio de 2009

Felíz Día, Pá!


Este saludo especial es para los padres biológicos y los del alma, para aquellos que ansían convertirse en padres así como para quienes en un principio temieron serlo, para los padres piolas e informales y los más convencionales o exigentes, para los que inspiran un listado de palabras formando un poema y para quienes merecerían un listado de reclamos, para aquellos padres siempre presentes y quienes acompañan desde adentro, pero principalmente para RAUL, ese loco lindo que me tocó en suerte como padre, que me enseñó a no impresionarme con los sapos juntándolos conmigo en el Parque Autóctono, el que automáticamente obedecía la orden de “comprame” de su por entonces hija única, el de la magia de sacar mi nariz y convertirla en su dedo pulgar que asomaba entre el índice y el mayor, el de los chasquiditos de uñas sobre mi cabeza simulando matar “piojitos”, el de los “cocochitos” sentada en sus hombros, el que me regalaba como sortija de la calesita su manojo de llaves, el de los viajes sentada entre él y el volante de su auto manejando por Córdoba. Tanto para él como para mí los días del padre no se celebran solo el 3º domingo de junio sino cada uno de los pocos días en que podemos acortar los kilómetros que, por esas vueltas de la vida, nos separan; y así poder estar juntos y compartir mates, abrazos y largas caminatas de palabras, nada de lo que se pueda lograr hacer virtualmente. Para vos: Feliz Día, pá!.

El por qué del Día del Padre
La actual publicidad televisiva del bigote de un padre que, desde la mesita de luz, intercepta a un hijo para asegurarse de que el próximo regalo para el Día del Padre no sea una afeitadora, nos recuerda que (con o sin bigotes negociadores) este domingo 21 de junio hay que homenajear a nuestros papás (esos señores padres o queridos viejos, según como lo sienta cada uno como hijo) con algún presente, un gesto o un saludo. Sin embargo, inicialmente el Día del Padre no era tan explotado comercialmente como lo es hoy, ya que el origen del festejo tiene su razón histórica en el homenaje de una hija -Sonora Smart Dodd- a su padre - Henry Jackson Smart- un veterano de la guerra civil quien enviudó durante el sexto parto de su esposa, momento desde el cual él se haría enteramente cargo de la crianza de sus niños. Debido a esa manera cariñosa, abnegada y ejemplar de asumir la paternidad, Sonora Smart Dodd propuso la idea de celebrar el día del padre en 1909; la fecha elegida originalmente fue el 5 de junio, día del cumpleaños del Sr. Smart y se celebró por primera vez en Spokane Washington un 19 de junio de 1910. Desde entonces, llevar una flor era la forma tradicional de celebrar esa fecha especial: la rosa roja para honrar a padres aún vivos, y cualquier tipo de flor blanca para honrar la memoria de padres fallecidos. En los EEUU el día se festeja oficialmente desde 1924, cuando el presidente Calvin Coolidge declaró la fecha como celebración nacional. En 1966 el presidente Lyndo Johnson firmó una proclamación que declaraba el 3º domingo de junio como día del padre, como se celebra hasta la actualidad en varios lugares de América, incluyendo nuestro país.

miércoles, 17 de junio de 2009

Turismo de Misterios


En Córdoba no sólo se puede elegir entre turismo religioso, turismo de aventura o turismo rural, porque Córdoba no es sólo una antigüa ciudad de iglesias, sierras y campos, también puede considerarse como un centro turístico de misterios, donde las supersticiones, mitos, leyendas y fantasmas del imaginario popular se extienden más allá de los siglos y de los desarrollos tecnológicos-urbanísticos.
La vieja sospecha de que esta ciudad contaba con un entramado clandestino de túneles que conectaban iglesias y conventos con fines varios (santos y non santos) llegó a ver la luz en descubrimientos puntuales como las celdas-sótano del cabildo histórico o la cripta jesuítica subterránea del Noviciado Viejo, que hoy dejan respirar la historia a través de la humedad de sus paredes.
De las tierras cordobesas de donde afloran secretos de la arquitectura enterrada, también emergen historias de amor que parecen querer enviar sus mensajes desde el más allá. La tumba en cuestión se encuentra en el cementerio San Jerónimo y es la del mausoleo de María Teresa Torres Cabrera de Del Viso. Cuenta la leyenda que Teresa y Del Viso se habían jurado amor eterno, el cual quedó manifestado en la placa de granito que llevaba por firma: “Tu dolorido esposo”, pero como el viudo no guardó luto por mucho tiempo, la placa se partió inexplicablemente formando la frase: “Tu dolor-ido esposo”; fue ante la cuarta vez en que la misma se quebró cuando el marido, tal vez por el peso de su culpa, decidió sacarla definitivamente del camposanto.
Este recorrido místico parece querer hundirnos en las raíces no sólo de la historia bajo tierra y de las ánimas en pena, sino también en la teoría intraterrestre, la cual habla de una ciudad oculta en el cerro Uritorco, conocida como Erks, en cuyo interior se encontraría el Templo de los tres espejos, a través de los cuales habría un intercambio cósmico de datos con todas las galaxias; en las entrañas de ese submundo vivirían los guardianes de nuestra civilización. Ya para los aborígenes comechingones el Uritorco era sagrado porque desde allí los espíritus de los ancestros se hacían visibles en formas de esferas de luz que aquellos antepasados contemplaban extasiados.
Córdoba, la mediterránea, encierra muchos más mitos y leyendas que se niegan a quedar enterradas en el olvido, y remueven las tierras del pasado para ver la luz a través de la mirada sorprendida y curiosa de los ávidos turistas (locales y extranjeros) que vienen a asomarse en las profundidades de nuestra misteriosa historia.

jueves, 11 de junio de 2009

La Felicidad por Catálogo




Los 20 productos que desearía poder encontrar
en un catálogo de belleza serían:

Delineador labial que dibuje sonrisas
Brillos que iluminen la vida
Cremas para pies que encaucen pasos perdidos
Esmalte fortalecedor de voluntades endebles
Hidratante para corazones resecos
Gel de limpieza para conciencias con impurezas
Exfoliantes de malos recuerdos
Emulsión suavizante de durezas verbales
Aclarador de manchas en miradas oscuras
Reafirmante de autoestima
Regenerador de conductas desviadas
Suavizante de manos que buscan caricias
Demaquillante de máscaras sociales
Modeladores que reduzcan medidas injustas
Tratamiento cicatrizante de heridas del alma
Tinturas para cubrir canas al aire y canas verdes
Shampoo para lavar culpas
Limas para disminuir asperezas en las relaciones
Correctores de malos hábitos
Embellecedor de pensamientos
ericel

martes, 9 de junio de 2009

Caminata Lunar.


Quién de niño no recuerda haber entrado en el juego de la Caminata Lunar?: esa experiencia de decalzarnos y, luego de haber pasado por una fuerte ráfaga de aire, entrar con un blando tambaleo hacia su interior para hundirnos, rodar y divertirnos en la base de esa gigante esfera inflable, de techo inalcanzable y paredes transparentes desde donde nos miraban expectantes nuestros padres, mientras nosotros saltábamos, expelidos por ese colchón de aire, jugando dentro de ese mundo de fantasía. Era la época en que no existían los peloteros ni los castillos inflables, por entonces la caminata lunar era lo más original que se podía descubrir en plazas o parques; ese juego se convertía en una burbuja mágica desde la cual se traspasaba del mundo real al de la antigravedad, en donde se producía la alquimia en la que de ser niños pasábamos a convertirnos en personitas voladoras. Este nostálgico recuerdo lo traigo a colación para revivir ese rincón de nuestra infancia, airear un poco el alma y dejar salir a jugar, con la imaginación, al niño que duerme dentro nuestro, y va dedicado (según palabras de Lino Palacios):

"A los hombres que no tuvieron infancia;
a quienes, habiéndola tenido, la conservan como un tesoro;
a quienes la perdieron y la añoran;
a quienes la han olvidado, para que la recuerden;
a los niños que quieren ser grandes,
con el deseo de que no lleguen a serlo del todo;
y a los millones y millones que quisieran volver a ser niños"

viernes, 5 de junio de 2009

MI VIDA POR UN FANTASMA


Este cuento está basado en una experiencia vivida y narrada por la escritora cordobesa Cristina Bajo. Hace pensar (sin temer) que, a la hora de elegir dónde vivir, no sólo conoceremos los vecinos del barrio sino también las otras “compañías no elegidas” con las que nos puede tocar convivir.

La mejor definición que he leído sobre lo que es un fantasma no la saqué del diccionario, sino que la obtuve de un inglés, de origen holandés, George Langelaan, que escribió un libro delicioso que se llama, justamente, “los fantasmas”. Según él, “un fantasma es un ser que está muerto, pero que vive ; aunque no esté presente, puede ser visot, y otras veces está, pero no se le ve. Y como no sabe qué hacer con su tiempo, se entretiene paseando por todas partes en horas absurdas”.
Mi acercamiento a los fantasmas comenzó cuando levanté mi casa sobre el terreno de la vieja hierta de una más que centenaria quinta de Alberdi, que por entonces pertenecía a la familia de mi marido.
El primer “alarde” como decían las viejas, fue, justamente, en el baño, un día en que, desde el comedor de diario, a través de un pasillo, vimos encenderse la bombilla, oímos correr el agua, observamos levantarse una toalla como si alguien se secara las manos y finalmente contemplamos cómo todo quedaba en silencio y a oscuras. No encontramos explicación lógica al suceso, pero estábamos tan felices con la casa recién terminada que dejamos de pensar en ello.
Poco después, mi hermana menor vino a pasar unos días conmigo. Poco duró la visita porque decidió volverse con mis padres: no le gustaban las puertas y ventanas que se abrían o cerraban cuando no había ni un soplo de aire. No me creyó cuando expliqué que eran los ajustes de una construcción nueva. Luego, los proveedores del barrio, al saber dónde vivía, me hablaban de ángeles o vírgenes que se aparecían justamente en mi patio, sobre un manzano, que ya habíamos volteado. Vaya a saber, acotaban con acento melancólico, dónde se treparía ahora aquel ser confuso, de larga cabellera, muy blanco de rostro y vestido con una especie de bata que le llegaba a los pies.
Al fin, interesada y preocupada por las cosas que iban sucediendo, interrogué a mi suegro el recordado don Andrés, que se había criado en aquella casona, a pocos metros de la mía. Como era un hombre muy tranquilo, me dijo:”As, sí: todo el mundo dice que por acá se aparece un fantasma”. Yo le pregunté si eso era verdad y él acotó que no pues los fantasmas no existen. “Pero-agregó-una noche en que yo volvía de una fiesta vi sobre el manzano de tu patio una figura de mujer con un vestido largo y con el pelo suelto”. Yo argüí que eso era un fantasma y él dijo que no podía atestiguarlo, ya que venía de un baile y no confiaba mucho, a esa hora, en los ojos, en la niebla ni en las condiciones de su ánimo.
Finalmente, años después, me toque cara a cara con al aparición. Era un anochecer de mayo, oscuro y nublado. Yo hablaba con una amiga por el teléfono ubicado frente a una gran ventana que daba al patio cuando de pronto vi, a través del vidrio, una mujer parada en medio de él, mirándome. Indignada, le dije a mi amiga que esperara, que se había metido alguien en mi terreno; abrí la ventana para increparla… pero allí no había nadie, sólo sombras entre los árboles y el sauce meciendo las ramas. Comentaba mi desconsiento cuando volví a verla: sobresaltada comprendí que no estaba en el patio, sino que se reflejaba en el espejo del vidrio: ¡estaba en el living, a mis espaladas!. Me quedé mirándola: una mujer de edad indefinid, pelo suelto, con una larga bata blanca: no parecía triste ni asustada, sólo algo perdida. Entonces colgué el teléfono, estiré la mano, apagué la luz y me quedé quieta en la oscuridad, rezando. Cuando abrí los ojos, la vi de espaldas, afuera caminando hacia el sauce.
Después de aquel día, otros la han visto. Yo, nunca más. Si bien produce inquietud, no la sentimos como una presencia temible, sino más bien como uno de esos entes domésticos que deambulan entre la huerta y el living, preocupados por sus cosos, y quizás protectores de nuestra suerte mientras permanezcamos en el terreno que dominan.

jueves, 4 de junio de 2009

Escribir o no escribir?


Ser o no ser … escritor; tener o no tener … talento; escribir o no escribir … en un blog. Hoy en día se puede tener un blog sin las limitaciones de las líneas editoriales de los periodistas ni la presión de las demandas del mercado de los escritores. Esta libertad del blog, como reciente incursionadota de este espacio on-line, me devuelve una pregunta: Qué escribir o “subir”?. Es ahí cuando veo que el límite y el rumbo a veces lo plantea el continuo feedback a través de los comentarios que sirven como un termómetro de interés y una brújula de orientación; es ahí cuando empiezo a preguntarme: ¿para qué escribimos en un blog?, será para promocionar lo que allí ponemos?, o para contar nuestras vivencias como una forma de terapia virtual? O para hacer contacto con otros y comunicarnos profundamente en este mar de sinsentidos y superficialidades? O por cuestiones más egoístas como ser reconocidos, para llenar vacíos o querer convertirnos en los escritores que soñamos alguna vez ser leídos?
En esto de crear un blog pienso que también hay una necesidad de querer trascender sintiendo que nuestro aporte va a activar alguna tecla de cambio, va a dejar esa marca imborrable en alguien, va a hacer vibrar a un corazón acorazado o va a frotar la lámpara de nuestros genios interiores. Tener este espacio es una oportunidad para escribir desde la experiencia y con la inspiración, convirtiendo las palabras en “links” que nos remitan a páginas de nuestra memoria emotiva y que clickee en lo más hondo de nuestro ser.
“Aquella noche me di cuenta que yo era un cazador de palabras. Para eso había nacido. Esa iba a ser mi manera de estar con los demás después de muerto y así no se iban a morir del todo las personas y las cosas que yo había querido”, confesaba Eduardo Galeano en “Día y noches de amor y de guerra”.
Y tal vez podamos ser así de sanamente ambiciosos y aprovechar el blog como puente para llegar a nuevos lugares, o como un camino para volver a encontrarnos con nosotros mismos y a la vez inmortalizarnos en los demás.

miércoles, 3 de junio de 2009

VERTIGO TOTAL





Para quienes sufrimos de vértigo, estas fotos pueden producir un escalonado hormigueo en el cuerpo; posiblemente nunca hubiéramos imaginado poder estar en el lugar de estos 3400 trabajadores de la construcción (la mayoría emigrantes europeos , y algunas centenas de indios mohawk que, según decían, no sufrían de vértigo.) que ocuparon 7 millones de horas de trabajo en terminar el edificio. Las imágenes corresponden a la construcción del Empire State Building (que significa El Estado Imperio), ubicado en la 5th. Avenida de Nueva York. Este gigantesco rascacielos de 381 metros de altura (448,7 hasta la antena) fue construido hace 74 años. A pesar de su antigüedad, al día de hoy ocupa la sexta posición en el ranking de altura mundial. El edificio tiene 102 plantas, a las que se accede o bien mediante la escalera que en total suma 1860 escalones, o bien mediante uno de los 72 ascensores. Tras un año y 45 días de obras, el edificio se inauguró el 1 de mayo de 1931 convirtiéndose durante 40 años en el edificio mas alto del mundo, hasta que fue destronado por la torre 1 de las gemelas del World Trade Center. El autor de esta serie de fotografías es Lewis Hine, un sociólogo, profesor de sociología y fotógrafo que entendía la foto como un medio pedagógico, una forma de estudiar y divulgar uno de los asuntos por el cual siempre se interesó: el trabajo. Hine encontró en la construcción del Empire State, un excelente territorio para sus fotografías, corriendo riesgos enormes acompañó la evolución de las obras lado a lado con los trabajadores, a veces en situaciones tan precarias como las de ellos. Las imágenes son escalofriantes, enseñan condiciones de trabajo sin ningún tipo de seguridad, personal literalmente en equilibrio inestable y poses acrobáticas, que confían en Dios o en la suerte para no caerse. Es extraño que, aún así, apenas cinco trabajadores muriesen en accidentes durante la construcción. Después de la conclusión de las obras Hine publicó un libro con las fotografías que hizo, se llamó Men at Work, son de él estas imágenes que hoy comparto con ustedes, sujétense fuerte y precipítense en el abismo de estas tomas:

martes, 2 de junio de 2009

Pájaros Prohibidos


Los presos políticos uruguayos no pueden hablar sin permiso, silbar, sonreír, cantar, caminar rápido, ni saludar a otro preso. Tampoco pueden dibujar ni recibir dibujos de mujeres embarazadas, parejas, mariposas, estrellas ni pájaros. Didoskó Pérez, maestro de escuela, torturado y preso "por tener ideas ideológicas", recibe un domingo la visita de su hija Milay, de cinco años. La hija le trae un dibujo de pájaros. Los censores se lo rompen a la entrada de la cárcel. Al domingo siguiente, Milay le trae un dibujo de árboles. Los árboles no están prohibidos y el dibujo pasa. Didoskó le elogia la obra y le pregunta por los circulitos de colores que aparecen en las copas de los árboles, muchos pequeños círculos entre las ramas:
¿Son naranjas? ¿qué frutos son?
La niña lo hace callar:
Ssshhhhh
Y en secreto le explica:
Bobo ¿no ves que son los ojos? Los ojos de los pájaros que te traje a escondidas.
Eduardo Galeano (1976) del libro "Días y noches de amor y de guerra".

No me arrepiento de nada

Desde la mujer que soy,
a veces me da por contemplar
aquellas que pude haber sido;
las mujeres primorosas,
hacendosas, buenas esposas,
dechado de virtudes,
que deseara mi madre.
No sé por qué
la vida entera he pasado
rebelándome contra ellas.
Odio sus amenazas en mi cuerpo.
La culpa que sus vidas impecables,
por extraño maleficio,
me inspiran.
Reniego de sus buenos oficios;
de los llantos a escondidas del esposo,
del pudor de su desnudez
bajo la planchada y almidonada ropa interior.
Estas mujeres, sin embargo,
me miran desde el interior de los espejos,
levantan su dedo acusador
y, a veces, cedo a sus miradas de reproche
y quiero ganarme la aceptación universal,
ser la "niña buena", la "mujer decente"
la Gioconda irreprochable.
Sacarme diez en conducta
con el partido, el estado, las amistades,
mi familia, mis hijos y todos los demás seres
que abundantes pueblan este mundo nuestro.
En esta contradicción inevitable
entre lo que debió haber sido y lo que es,
he librado numerosas batallas mortales,
batallas a mordiscos de ellas contra mí
-ellas habitando en mí queriendo ser yo misma-
transgrediendo maternos mandamientos,
desgarro adolorida y a trompicones
a las mujeres internas
que, desde la infancia, me retuercen los ojos
porque no quepo en el molde perfecto de sus sueños,
porque me atrevo a ser esta loca, falible, tierna y vulnerable,
que se enamora como alma en pena
de causas justas, hombres hermosos,
y palabras juguetonas.
Porque, de adulta, me atreví a vivir la niñez vedada,
e hice el amor sobre escritorios
-en horas de oficina-
y rompí lazos inviolables
y me atreví a gozar
el cuerpo sano y sinuoso
con que los genes de todos mis ancestros
me dotaron.
No culpo a nadie. Más bien les agradezco los dones.
No me arrepiento de nada, como dijo la Edith Piaf.
Pero en los pozos oscuros en que me hundo,
cuando, en las mañanas, no más abrir los ojos,
siento las lágrimas pujando;
veo a esas otras mujeres esperando en el vestíbulo,
blandiendo condenas contra mi felicidad.
Impertérritas niñas buenas me circundan
y danzan sus canciones infantiles contra mí
contra esta mujer
hecha y derecha,
plena.
Esta mujer de pechos en pecho
y caderas anchas
que, por mi madre y contra ella,
me gusta ser.
Poema de Gioconda Belli