jueves, 18 de febrero de 2010

Los árboles mueren …y matan de pie



Así como “Los árboles mueren de pie” es un clásico de la literatura, ahora el hecho de que “Los árboles matan de pie” se ha convertido en otro clásico de las crónicas policiales del día a día.

Ya no son solamente las “tumbas-troncos” de árboles secos, añosos o con plagas los que corren el riesgo de desmoronarse sobre cualquiera que transita relajada y desprevenidamente por espacios abiertos, sino que hasta un frondoso y reverdecido ejemplar puede desprender sus ramas sobre nuestra frágil humanidad.

Siempre en búsqueda de culpables acusamos a la naturaleza que (víctima a su vez del hombre) trae huracanados vientos, o culpamos a la impericia del control municipal, o sencillamente a la desgracia de estar en el momento y en el lugar inadecuados. Lo cierto es que ahora caminar mirando el cielo no es señal de ser abribocas sino prevenidos.

Para solucionar esto no podemos crear una nueva ordenanza municipal que exija el uso de casco tanto a motociclistas como a quienes caminen buscando la ansiada sombra de un árbol. Ni reemplazar el arbolado urbano por bonsáis (y así evitar que las ramas altas se desprendan cual misiles de madera) ni cambiar por árboles artificiales (como de utilería) para seguir teniendo sombra sin correr tantos riesgos.

Mientras escribo estas delirantes soluciones de seguro alguien estará padeciendo de un ramazo, espero que sin finales trágicos como el de la noticia de la mujer que murió aplastada por una rama en un CPC.

Estos accidentes son significativos ya que parecen demostrar que no sólo los animales salvajes atacan en defensa propia sino que ahora también los árboles dan “zarpazos” y se protegen con ramas convertidas en lanzas.

Quizás sea un llamado de atención de la naturaleza que está queriendo cachetear el lado destructivo de nuestra humanidad.
Un mensaje desesperado de los inmóviles y mudos árboles que impotentes observan nuestra decadencia y nos alertan a través del grito quebrado de una rama desprendiéndose sobre nosotros.

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