jueves, 6 de agosto de 2009

Trolebuseando


Los trolebuses cordobeses, o “troles”, pueden ser comparados con especies de mini trenes con un único “vagón”, a veces dos cuando son articulados, es decir unidos con un nexo-acordeón flexible. O también pueden ser modernos tranvías que se colgaron del cielo, independizándose de los rieles incrustados en las calles al enganchar sus dos antenas a los trolley o “rieles colgantes” que muchas veces se sueltan, para disgusto de las trolebuseras que deben calzarse guantes cual mecánicos y poner todo en su lugar, como costureras que enhebran una aguja con paciencia y puntería. El trole también puede ser visto como un colectivo eléctrico ya que cuenta con neumáticos de caucho en vez de las ruedas de acero que tenían los antiguos tranvías.
Este año los “troles” cumplieron 20 años chispeando en el cielo cordobés. Por sus puertas atravesaron muchas historias, como la de un perro callejero que cuando lo vio detenido con la puerta abierta, ingresó por sus escaleras bajas y se instaló al lado de la conductora, como un pasajero más.
Otras veces la emoción de viajar en trole radica en el espíritu de aventura de quien se anima a pararse sobre las movedizas tapas que enmarcan algunos tramos del piso del pasillo, donde el pasajero puede surfear urbanamente rumbo al trabajo; aunque seguramente nunca nadie imaginó la posibilidad de terminar viajando colgado … pero debajo del trole, entre ruedas y engranajes, hasta que finalmente le sucedió a una desafortunada pasajera, quien vivió para contar la historia.
El trole es un transporte ecológico ya que además de no contaminar por no tener escapes, puede generar electricidad a partir de la energía cinética cuando frena o va cuesta abajo en un proceso llamado frenado regenerativo.
Suelen convertirse en un sauna tanto en verano como en invierno, ya que su sistema de calefacción parece no haber dejado de proyectar temperaturas anticongelantes dignas de los fríos rusos de donde son oriundas estas unidades; por lo que sus grandes ventanales estilo asiático suelen empañarse por momentos, dejando la atmósfera envuelta en una neblina vidriada.
Viajar en trole también tiene sus ventajas deportivas, ya que como las conductoras responden a las “señalizaciones” de su humor emocio-psico-hormonal del momento, muchas veces se les da por probar la destreza olímpica de los usuarios que quieren alcanzar al trole cuando éste se encuentra detenido; aún cuando el pasajero “maratonista-esquiva-coches-y-salta-obstáculos” se esfuerce por llegar, siempre lo hace en el preciso instante en que la conductora decide arrancar, sin piedad alguna.
Ahora me pregunto: por qué habrán elegido a las mujeres como operadoras de estas especiales unidades de transporte público? Las posibles hipótesis serían: como una manera de lograr la igualdad de géneros al volante? porque a veces las conductoras sacan chispas como sus coches? Porque las mujeres sabemos andar con las antenas paradas? porque era un transporte seguro al circular dentro de una vía única y dirigida por cables, lo cual disminuiría los accidentes o evitaría cambios de recorridos por distracción o desorientación? por que las seleccionadas son capaces de llevar las “riendas” del tránsito con energía? O por que es más socialmente aceptado que sea la mujer quien lleve ciertas “extensiones” sobre su cabeza? Sea cual fuere la razón, los troles son un medio de transporte alternativo y distintivo, en el que uno se sigue sintiendo tanto paseante como pasajero.

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