jueves, 17 de diciembre de 2009

¡Se los juro por Dios!



¡Se los juro por Dios! ¡Les juro que anoche había una pulpería en el aula magna de la facultad de Ciencias Exactas!. Así es, en un lugar tan solemne y facultativo se montó un teatro minúsculo ambientado como una cantina rural, acorde para la presentación del libro titulado “¡Se los juro por Dios! Historias de Don Boyero”.

Entre medio de fardos de alfalfa, rueda de carreta, sifones antiguos, barril y farol, los personajes empezaron a hacer su aporte creativo. El presentador y entrevistador, Rony Vargas, leía en voz en off uno de los cuentos mientras su autor (Jorge “Archi” Londero) actuaba estar escribiéndolo en una máquina antigua y su ilustrador (Miguel “Cachoito” De Lorenzi) iba realizando en vivo las ilustraciones que están en el libro, todo filmado desde cerca y proyectado en una pantalla gigante.

Luego llegarían Doña Jovita y su músico (con el acordeón) Domingo Salomone: “Viste, te dije que algún día íbamos a llegar a la universidad”, bromeaba la abuela ante el auditorio.

También se sumaria el Dr. Carlos Presman (autor de “Letra de Médico”) quien jura haberse encontrado con Don Boyero en un pueblo, el cual le confesaría que él era real y que los personajes ficticios del libro eran sus autores "Archi" y "Cachoito".

En medio de toda esta escena, iluminada cual postal sepia, se iba intercalando música, relato, entrevista y humor. Un contexto ideal para un libro que refleja en detalle las humildes historias pueblerinas así como la cotidianeidad de las anécdotas que a veces nacen y mueren en el mismo lugar donde se relatan: el bar, la cantina o la pulpería.

En hojas ilustración se registra lo rústico de las costumbres, las historias y los lugares de nuestro interior provincial, embellecido con palabras y dibujos, donde aparecen relatos que de tan inverosímiles que parecen, lo llevan al autor a exclamar ¡Se lo juro por Dios!.

Una de las tantas anécdotas es la del árbitro que cobró “medio gol” porque la pelota se desarmó en el aire y el cuero ingresó al arco mientras que la cámara salió despedida para el otro lado.

Hay muchas otras “verdades andantes” interesantes que se pueden ir disfrutando de manera pintoresca, humorística y entretenida a lo largo del libro…
¡Se los juro por Dios!

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