miércoles, 29 de julio de 2009

"Un gato me pinchó el pie"


Las charlas entre mujeres suelen ser muy variadas, algunas veces disparatadas y en casos extremos pueden llegar a parecer extrañas si las escuchan terceros. Un ejemplo de esto es la anécdota reciente, cuando recibí un mensaje de mi amiga Dámaris que me dejó estupefacta, el mismo decía “Un gato me pinchó el pie, es bravo como la dueña”; definitivamente el texto era incomprensible pero lo único claro era que estaba destinado a mi ya que tengo una gran predilección por los felinos, aún así no entendía de qué manera mi gato Tristán podria haber viajado de mi casa en un barrio al octavo piso del departamento de mi amiga en el centro, o en qué momento ella había ido a mi casa sin que yo estuviera para abrirle; además, ¿qué significaba la frase “me pinchó el pie”?, deduje que quizás se había equivocado de palabra y había querido escribir que la arañó. La curiosidad mató al gato y a mi el tema del gato me estaba matando de curiosidad. Entonces le pregunté qué le había pasado con un gato, si alguno la había atacado. En ese momento subí al colectivo cuando recibo su llamado con la explicación que aclaraba todo el misterioso malentendido: ¡Dámaris finalmente había encontrado el arito con forma de gatito que se me había caído en su cocina!. Días atrás, así como cayó desapareció por completo, más allá de que movimos todo, barrimos, tanteamos usando nuestros dedos cuál lector de braile, auscultamos el piso para ver a ras de él, pero el orgulloso gatito decidió aparecer cuando él quiso, prendiéndose del pie de mi amiga, incrustando el filo metálico de su cuerpo en la planta de su pie cual garras invisibles, y efectivamente, un gato habia pinchado el pie de mi amiga. Ahora pienso en lo ilógica que debe haber parecido nuestra conversación telefónica para el resto de los pasajeros del colectivo que habrán rescatado frases incoherentes como “gracias amiga por encontrarlo” “ahora sólo me falta la tuerquita” … y peor cuando ya delirábamos humorísticamente con ideas como “ponelo en una cuchita” “alimentalo bien” … creo que lo único en claro que esos casuales oyentes pueden haber concluido es “de seguro a la que le falta una tuerquita es a esta chica” … y si, así divagamos las mujeres en nuestras amplias charlas de amigas.

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