jueves, 1 de octubre de 2009

Corresponsales de vida.


“El gran novelista británico Evelyn Waugh, con fino sentido del humor, narró en su obra `Scoop´ las peripecias de un redactor enviado por un periódico londinense a averiguar todo acerca de una posible conmoción política en un país de Africa. El hombre, especialista en hidroponía, fue enviado a cubrir un tipo de información ajena a su especialidad, debido a que su apellido era igual al del especialista en temas africanos. Como no entendía nada de nada, se asombraba de todo, motivo por el cual daba, de un modo inconciente, primicias. La capacidad de asombro es la madre de la primicia y el apellido Scoop en ingles significa `primicia´”.

Este texto (extraído del manual de estilo del diario La Nación) está destinado a aquellas personas que sienten que han perdido su capacidad de asombro ante la vida.

Cómo recuperarla? Al caminar hay que buscar los detalles de las cosas que vemos siempre, mirar hacia la cúpula de los edificios, observar con atención a las personas que nos rodean, preguntar cosas atípicas, hacer algo que nunca hubiéramos hecho antes, cambiar el recorrido que siempre hacemos, probar algo distinto, pensar en base a un niño imaginario que nos pregunta cosas que jamás se nos hubiera ocurrido querer saber o poder cuestionar.

Tal vez cuando en la Biblia dice que “de los niños es el reino de los cielos” se refiera a esa capacidad de mantener cierta ingenuidad como clave para bajar el cielo a la tierra, recuperando la capacidad lúdica, entusiasta, alegre y sorpresiva de vivir.

En definitiva, permitirnos creer que somos corresponsales enviados a cubrir un evento (que sería nuestra propia historia), tomar fotografías mentales, entrevistar a nuestra gente y resignificar todo. La vida no tiene borradores, así que hay que hacerlo lo mejor posible.
Y que en el día a día redescubramos las primicias.

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