martes, 8 de septiembre de 2009

ciber-protestas: nuevas formas de manifestarse


Antes las postales de las protestas contaban con simples elementos: manifestantes, bombos, pancartas, papel picado y bombas de estruendo; sin embargo, a partir de los piqueteros, los cacerolazos y los tractorazos el marketing del reclamo se diversificó y apuntó a buscar imágenes de alto impacto: como el caso de la movilización de la UEPC y del SEP que fue encabezada por un travesti quien parecía un/una modelo que en ropa interior transformaba la calle en una pasarela; o los empleados municipales que marcharon con un ataúd llevando como difunto al intendente de la ciudad de Córdoba, Giacomino; o la protesta del campo que además de los tractores incorporó a la postal rural la triste imagen de tres vacas muertas que eran paseadas sobre una plataforma remolcada por un camión. Pareciera que sea quien sea el destinatario de la protesta (un funcionario, el gobierno, una medida, servicio o problemática social) el protagonista ahora es la manifestación en si misma a través de lo que exhiba como distintivo, llamativo, original y atípico. Por eso la denuncia o reclamo superó el ámbito de las calles (con marchas, sentadas, escraches o bocinazos) para afianzarse en otros medios, como los mensajes camuflados en avisos clasificados de diarios (como el que decía “Vendo casa con tejas -refiriéndose a la Casa de Gobierno de Córdoba llamada la Casa de las Tejas- tratar inmobiliaria Schoretti (que es el apellido del gobernador Schiaretti tratado de choro dentro de las misma tergiversación del apellido)” o las protestas virtuales a través de mensajes de texto de celulares, blogs, mails, chats o sitios de Internet (como youtube o redes sociales como facebook). Por ejemplo, vacas miniatura en los nicks de msn muestran la adhesión al reclamo del campo, cadenas de mails juntando firmas, páginas web enteras dedicadas a denunciar abusos. Esta nueva ciber-protesta de los ciberactivistas convierte a todos los monitores en pancartas; a las firmas de papeles en firmas digitales; al teclado en un libro de queja o de denuncia para armar; a las pintadas en aerosol en blogs; al megáfono en el audio de la PC. Ahora en vez de una estrepitosa bomba de estruendo, logramos explosiones con un simple clic del mouse.

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