sábado, 26 de septiembre de 2009

GIM (Gimnasia Innecesariamente Moderna)


Cuando uno es nuevo en algo tiene como agudizado el sentido de la observación para no ser delatado como sapo de otro pozo; en mi caso, me pasa eso en el gimnasio (el GYM, sorry!), donde cada vez que me integro a la rutina tortuosa de los aparatos se me viene a la mente un cuento de Eduardo Galeano de su obra "El libro de los abrazos", titulado: Alienación/3 … y si alguien me ve transpirando con un sonrisa en mi rostro, no piense que es porque aprendí el milagroso arte de disfrutar del ejercicio, sino que en esos momentos se me viene a la memoria la siguiente historia, y me imagino a un nativo de esa isla de pie a mi lado preguntándome intrigado qué estoy haciendo y por qué lo hago de esa manera tan forzadamente antinatural. Para que me entiendan aquí va esta encantadora historia de otras culturas lejanas y distintas a la nuestra:

Alaistair Reid escribe en The New Yorker, pero va poco a Nueva York. Él prefiere vivir en una perdida playa de la República Dominicana (…) De vez en cuando, el cartero asoma entre los árboles. El cartero viene doblado bajo la carga. Don Alaistair recibe montañas de correspondencia. Desde los Estados Unidos, lo bombardean las ofertas comerciales, folletos, catálogos, lujuriosas tentaciones de la civilización del consumo exhortando a comprar.
Una vez, entre el mucho papelerío llegó la propaganda de una máquina de remar. Don Alaistair la mostró a sus vecinos, los pescadores.

- ¿Bajo techo? ¿Se usa bajo techo?

Los pescadores no lo podían creen:

- ¿Sin agua? ¿Se rema sin agua?

No lo podían entender:

- ¿Sin peces? ¿Y sin sol? ¿Y sin cielo?

Los pescadores dijeron a Don Alaistair que ellos se levantaban cada noche, mucho antes del alba, y se metían mara adentro y echaban sus redes mientras el sol se alzaba en el horizonte, y que ésa era su vida, y que esa vida les gustaba, pero que remar era la única parte jodida de todo el asunto:

-Remar es lo único que odiamos - dijeron los pescadores.

Entonces Don Alaistair les explicó que la máquina de remar servía para hacer gimnasia.

- ¿Para hacer qué?

- Gimnasia.

- ¡Ah! ... y gimnasia, ¿qué es?...

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